Nuestra Hermana en Cristo y paisana, de sangre, nos envió esta reflexión a nuestro correo electrónico. Con un poco de demora lo leimos y decidimos publicarlo. Desde aquí un beso a Marta y a su Abuelo.
Hola mi nombre es Marta y doy las gracias por poder expresarme aquí.
Mi abuelo era de Torreperogil y siempre he tenido ganas de conocer el pueblo de mis raíces. El pasado fin de semana estuve en la Sierra de Cazorla y, como soy adoradora y estábamos cerca de allí, decidimos acercarnos a ver el Corpus del pueblo de mi Abuelo. Llegamos temprano y estuvimos viendo las calles. Todo estaba muy bien adornado con colgaduras, macetas, alfombras pintadas… Además una muchacha que conocimos nos fue explicando que ya se había celebrado la Fiesta de la Espiga en un par de ocasiones y que todo el pueblo se volcó adornando todas las calles. Me explicó que cada año tiene un recorrido diferente y que las cofradías y grupos parroquiales ayudan en el adorno, además de los vecinos de las calles.
A la celebración de la eucaristía no pudimos entrar, puesto que estaba la iglesia llena, y nos quedamos en las inmediaciones del templo viendo las “Torres Oscuras”, el “Paseo Santiago” (menudas vistas de la sierra desde allí).
Cuando comenzó la procesión me asombré del número de niños que salían en la procesión. Todos con sus vestidos inmaculados acompañando al Señor, esperemos que sigan unidos a la iglesia y que aquí no acabe su relación con Jesús. Después iban las personas del pueblo y tras ellas unas banderas que, según me explicó Laura eran una representación de las cofradías. Vi una bandera más ostentosa que las demás y con doble escudo, y le pregunté que de qué cofradía era y me dijo que no era de ninguna cofradía, que era de un grupo parroquial y que era nuevo en la Semana Santa del pueblo. Entonces le pregunté el nombre y me dijo el corto, pero según me explicó era larguísimo y que solo le faltaba ponerse muy antigua e ilustre (pero eso no podía ser porque era nueva). A mí me dio por reír, es que me pareció muy gracioso que un simple grupo parroquial tenga tantos aires de grandeza, un “quiero y no puedo” vaya, los que quieren ser más sevillanos que en Sevilla. Le pregunté que qué significaba el pozo y algunos signos más que tenía la bandera y entonces me reí aun más.
Seguí la procesión un rato, pero como hacia excesivo calor nos fuimos a “Las Monjas”, un convento de las Hmnas. de la Cruz, donde terminaba la procesión. Y cuan llego la custodia unas niñas le hicieron un baile. Me dijo Laura que eran Seises y que las enseñaban las Hermanas.
Pues después de ver la procesión y el pueblo de mi abuelo me quedó un buen regusto. El próximo año quiero volver a visitarlo, pero ya más a fondo. Seguro que Laura, que me dio su e-mail, me enseñará y explicará su pueblo y el mío, aunque de sangre.
Me despido y agradezco a la Adoración Nocturna, de antemano, la publicación de esta reflexión.
Un beso de Marta A.P.
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